Mi meñique me ha torturado: Por fin pude conseguir una cita y decidió estropearla.
Esto habría sido un exito para mi. Mi hombría en los cielos. Creí ser por un momento, el adonis perfecto, lleno de virilidad y hermosura. Para algunos soy un hombre torpe e inmaduro. ¡Pues tenganlo en cuenta la próxima vez que me vean! Lo logré de alguna forma y estoy contento.
O estuve, mejor dicho. Mi meñique habría de volverme la noche dificil. Estaba ya logrando parecer interesante. Dando la impresion de hombre de mundo, gran conocedor de datos curiosos y anécdotas intelecutales. Cuando de pronto comezó a ponerse inquieto. Llevé mi mano debajo de la mesa para detenerlo, pelea a muerte por la mujer de mi futuro, por mi estatus de adonis, todos los sabrían y me envidiarían. Lo detuve por un momento. Sabía que estaría planeando el contraataque.
Llegó la sopa. El contraataque no esperó. Traté de mantener estable la cuchara, mi meñique se erguía y tiraba de mi mano. Apenas probé bocado. Mi pareja me veía sospechosamente, realmente se puso nerviosa y no llegó el plato fuerte cuando se levantó al tocador. ¡No volvió! Seguramente le parecí demente o algo por el estilo. Este meñique me sigue a todas partes y en todas partes hace de mi una fiesta. Adios adonis, adios cordura. Adios amor.. adios...
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