No. 7

La Corbata del Meñique en su nueva faceta cobra vida y hace gala de su presencia para mostrarse en situaciones insoportables, molestas e irreprimibles que son cotidianas y siempre incómodas.

Bienvenidos sean todos a la Corbata del Meñique...

Mascotas

La compañía de un pequeño ser viviente puede llenar de vida el hogar o la miserable existencia de algunos sujetos. Lo mejor será, en caso de que su habilidad de socializar esté por los suelos o no encuentre una compañía sentimental duradera, que acuda a la tienda de mascotas esperando encontrar el tan esperado alivio al abandono. Pero, ¿Qué sucede cuando una compañía se convierte en una obsesión? De acuerdo, es algo trágico, pero sucede. Los dueños se interesan a tal grado por el bienestar de su mascota que pagan el más costoso pedicure, corte y vestuario con tal de que se vea bastante coqueto el animal. Nunca nada mejor que el glamour a la hora de ir de paseo a los parques, la impresión siempre cuenta, de eso depende que la raza se multiplique.
Con tal de que el dueño tenga que recoger sus excreciones de la manera más consistente comprará alimentos que “mejoran la digestión” (a pesar de que la del dueño es la más deteriorada). Se atreven a hacer preguntas como si las respuestas vivieran en sus hocicos: “¿A dónde quieres ir a pasear mi vida? ¿Te gusta tu comida mi amor?” un guau si, dos guaus no. La educación habla bien de quien la paga, y esto no significará ningún problema con tal de que nuestro animalito se convierta a las buenas maneras (así “los roles entre el perro y el amo [quedan] perfectamente claros”). Probablemente la vida de las mascotas tenga mejores condiciones que las de los dueños.