No. 7

La Corbata del Meñique en su nueva faceta cobra vida y hace gala de su presencia para mostrarse en situaciones insoportables, molestas e irreprimibles que son cotidianas y siempre incómodas.

Bienvenidos sean todos a la Corbata del Meñique...

Cuentos de hadas

Prokofiev se ha distinguido por poseer un estilo sarcástico y al mismo tiempo, de conservar en sus obras una sensibilidad que resulta envolvente. Para muestra basta la representación musical del cuento Pedro y el lobo. 

Pedro representa a la niñez, la bondad y la inocencia; es así que está personificado en la orquesta, por  la brillantez de las cuerdas. En primer momento aparece junto con el pájaro, interpretado por la flauta y que encarna la libertad y la inteligencia. Enseguida se presenta el pato, incrédulo e ingenuo que luce con el oboe. 

Pájaro y Pato sostienen una singular discusión: ¿Qué clase de ave eres tú que no puedes nadar? ¿Qué clase de ave eres tú que no sabes volar? Quizá como un primer conflicto de poca importancia, haciendo notar diferencias entre razas animales, que no pasa a mayores. Un gato soberbio y perezoso, además de hambriento, aparece en la historia como un elemento detrás de todo conflicto, pero como personaje es de vital importancia para que los eventos sucedan de tal modo que se resuelva el conflicto próximo a aparecer. 

El abuelo, representado por un fagot ronco y pesante, se hace presente y encierra a Pedro prohibiéndole salir al bosque protegiéndolo del peligro que significa el lobo. Es así que la amenaza del peligro supone una de las bases fundamentales para darle un giro a la historia. Al confinarlo, surge una prohibición que provoca la curiosidad de Pedro y le da el papel de espectador en un teatro que está a punto de comenzar.

Enseguida, y representada por las trompas, se hace presente la maldad pensada como un feroz lobo. El gato sube al árbol y el pato en una huida fallida es devorado por éste. La maldad le puso fin cruelmente a la incredulidad. Finalmente, el gato está en el árbol temeroso, el pájaro lejano del gato, el lobo debajo cual buitre hambriento esperando a la carnada y Pedro, en la verja contemplando todo el suceso.