No. 7

La Corbata del Meñique en su nueva faceta cobra vida y hace gala de su presencia para mostrarse en situaciones insoportables, molestas e irreprimibles que son cotidianas y siempre incómodas.

Bienvenidos sean todos a la Corbata del Meñique...

Rumores

Cada vez que aparece algo que no tiene explicación, que no se sabe con certeza de dónde vino o a dónde se fue recurrimos al rumor. El rumor se basa en lo fallido, en lo olvidado, en lo que se esfumó sin dejar rastro o en lo que tarda en aparecer. Con el tiempo, cambia de lugar, de forma y de circunstancias. Se oculta entre las grietas de las ciudades, pero sobre todo en la memoria de una localidad.

Transmitido de boca a boca, el rumor carece de imágenes fantásticas y de magia, crece en situaciones cotidianas y en escenarios tangibles que cambian en tiempo y espacio. Su velocidad de reproducción depende de la complejidad del evento y por la falta de sus fuentes verídicas.

Sus personajes se vuelven súper-héroes, súper-villanos o súper-embusteros. Estos personajes están llenos de especulaciones sobre sus hazañas; se saben muertos y enseguida vivos, con dobles vidas o como ciudadanos comunes. Dejan una huella presente entre el público espectador, eleva o denigra la reputación del protagonista en cuestión, se le ama o se le teme.

El rumor, la mayoria de las veces, nunca tiene autor, es anónimo y conjunto. Prevalece por su falta veracidad y es, sin lugar a dudas, ambiguo. Si lo pienso bien, la verdad puede ser un rumor.
 Poco se sabe de los debates entre Beethoven y Dios. El Dr. en Teología Musical Pierre Gourard plantea en uno de sus más recientes ensayos lo siguiente: “Dios, con toda imponencia y dureza volvió sordo a Beethoven. Éste enojado, compuso la 9na. Sinfonía para probarle que su grandeza no es tan omnipotente como parece. Dios, por tal blasfemia lo mandó al infierno”. Beethoven ha sido el único que ha ganado a Dios una batalla celestial. Sin embargo, todo esto sigue siendo un simple rumor.